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El ligamento cruzado posterior (LCP) es uno de los dos ligamentos centrales que atraviesan la rodilla para conectar la tibia con el fémur y proporcionar estabilidad en esta articulación tan móvil, evitando el deslizamiento hacia atrás de la tibia sobre el fémur.

El LCP es el más fuerte que hay en la rodilla, pero también puede lesionarse (el que
más se lesiona es el ligamento cruzado anterior). Para que se lesione es necesario un traumatismo directo en la rodilla de delante a atrás, por ejemplo en un accidente de coche donde la tibia choca contra el salpicadero, o una flexión extrema de rodilla o caída sobre el suelo. Es común encontrar esta lesión en deportes como el futbol, rugbi o baloncesto; tras dar un salto, bloquear al contrincante. Para que se rompa este ligamento tiene que haber un movimiento muy brusco y extremo en la rodilla.


Test del LCP


¿Cómo saber si este ligamento está afectado? Existen diferentes test ortopédicos que podemos hacer en consulta para saber si hay afectación ligamentaria:

– Test del cajón posterior: con la rodilla flexionada y nuestras manos rodeando la tibia realizamos un empuje hacia atrás para comprobar la tensión del ligamento cruzado posterior. Si existe cierto desplazamiento de la tibia cuando la empujamos podríamos sospechar en que hay afectación del ligamento.

– Test de Lachman invertido: parecido al test anterior, con una mano en la tibia y otra en el fémur llevamos la tibia hacia atrás manteniendo la rodilla en extensión.

– Test de Goodfrey : paciente tumbado , tomamos sus talones en nuestras manos , caderas y rodillas flexionadas a 90 grados; el peso de la gravedad hará que la tibia caiga por efecto de la gravedad si hay afectación del LCP.

– Test de Ritter (cajón posterior pasivo): el paciente apoya ambos talones en la camilla con las rodillas flexionadas a unos 30-45 grados y se aprecia un desplazamiento de la tibia hacia atrás (cajón posterior)


Tipos de Rotura del LCP y tiempos de Recuperación


Cuando sospechamos que existe lesión en los ligamentos cruzados lo más indicado es hacer una resonancia magnética para ver si otras estructuras -menisco, ligamentos colaterales o la rótula- están afectados. No siempre se rompe por completo, en ocasiones se lesiona parcialmente:

Grado I: cuando el desplazamiento hacia atrás de la tibia es menor a 5mm. Causará dolor en la zona posterior de la rodilla y no da inestabilidad.

Grado II (rotura parcial): desplazamiento entre 5-10mm. Normalmente no suele
provocar inestabilidad salvo que vaya acompañado de daño en otro ligamento.

Grados I y II necesitan tratamiento conservador. El LCP, al estar vascularizado, tiene capacidad de repararse. Mediante reposo, descarga parcial de 6 semanas y con ayuda de fisioterapia pueden volver a la actividad deportiva a los 6 meses.

– Grado III (rotura completa): en caso hay desplazamiento mayor de 10 mm de la tibia. El ligamento se secciona y el paciente no puede apoyar la rodilla porque le duele y estará acompañado de inflamación general de la zona. El paciente nota “que le falla” al tratar de apoyarla en el suelo y hay dificultad para la extensión completa de rodilla. El LCP interviene cuando caminamos en la fase de “balanceo” (cuando tenemos la pierna apoyada) y el paciente notará que la tibia “se va hacia atrás “en vez de seguir al fémur.

El Grado III necesita intervención quirúrgica -salvo en personas de avanzada edad-que solo necesitan cierta estabilidad para su día a día.

Hacia los 3-4 meses ya se puede hacer vida normal. La actividad deportiva se recuperará desde 6º al 9º mes de manera progresiva.

Lo más importante es recuperar el rango normal de la articulación que, junto con el fortalecimiento de toda la musculatura y el entrenamiento propioceptivo de todo el miembro inferior, nos permitirá retomar nuestras actividades sin riesgo. En Fisioterapia Goya somos especialistas en la rehabilitación de los ligamentos cruzados, no arriesgues y ponte siempre en manos de los mejores profesionales.

Si necesitas más información sobre fisioterapia para mejorar la salud de tu ligamento cruzado, no dudes en contactarnos. Estamos en Madrid, en la calle Conde de Peñalver 35, 28006 Madrid.

¡Gracias por leernos!

Núria Díaz - Fisioterapia Goya

Autor del artículo:
Nuria Diaz Puente
Fisioterapeuta especializada en Terapias Manuales, Suelo Pélvico, Embarazo-Postparto y Método Pilates – Linkedin

El ligamento cruzado anterior es uno de los 2 ligamentos centrales de la rodilla que estabilizan su movimiento; más concretamente impide el deslizamiento anterior de la tibia y limita la hiperextensión de la articulación. Es el ligamento cruzado que con mayor frecuencia se lesiona, pero es raro encontrarse una lesión de LCA aislada pues suele venir asociada a lesiones de otras estructuras como meniscos o ligamentos laterales.


Los mecanismos de lesión del LCA


(suele ocurrir durante la práctica deportiva principalmente)
– Por contacto corporal con el contrincante cuando el pie está sometido a carga y la rodilla semiflexionada: en deportes como futbol, baloncesto, etc.
– Desaceleración no controlada durante la carrera: en cambios de ritmo durante la carrera mientras estás corriendo, aterrizando en un salto.
– Por un movimiento de rotación con flexión de la rodilla mientras el pie está apoyado en el suelo. Muy típico en el fútbol.


Síntomas de una lesión del LCA


– Sensación de chasquido en la rodilla tras alguno de los mecanismos lesionales antes mencionados.
– Dolor e inflamación en la zona de la rodilla que te limita el movimiento de la articulación.
– Sensación de inestabilidad en la articulación que impide mantener correctamente el peso sobre la rodilla.

No siempre vamos a tener rotura completa, puede ocurrir una distensión ligamentaria o una rotura parcial para la que no siempre es necesaria la cirugía. La manera de comprobar si existe daño en el LCA es a través de la información que nos proporciona el paciente, su sintomatología y realizando una exploración de la rodilla mediante test ortopédicos como:

– Test de Lille o de la palanca: con la rodilla flexionada y el puño colocado detrás de la pierna empujamos el muslo hacia el suelo; el talón se debe despagar de la camilla, si no lo hace existe rotura del LCA.
– Test de cajón anterior: con la rodilla en flexión el terapeuta tracciona hacia delante de la tibia, en caso de que haya desplazamiento de tibia, puede indicar lesión del LCA.
– Test de Lachman: parecido al anterior: con la rodilla flexionada realizamos un cizallamiento llevando la tibia hacia el cajón anterior, si hay exceso de movilidad puede indicar lesión del LCA.

Habitualmente, al tener el paciente sensación de lesión grave, nos llega con una prueba de imagen – habitualmente una resonancia magnética- que, además de determinar el grado de afectación del ligamento, nos mostrará si hay otras estructuras afectadas.


Tratamiento


Tras una lesión de LCA, ya sea parcial o completa e independientemente de si se necesita cirugía o no, es necesario realizar una fase inicial de rehabilitación. El objetivo es reducir la inflamación, recuperar rango de movilidad y masa muscular.

Si tras este periodo se requiere cirugía, será necesario continuar con la rehabilitación postoperatoria. Estos suelen ser los plazos:

1ª semana:

– Frío local
– Ejercicios de contracción isométrica de cuádriceps
– Movimientos pasivos de rodilla entre 0 o -90 o .

1ª-2ª semana. Además de lo anterior, incorporaremos:

– Carga parcial y progresiva usando muletas
– Ejercicios isométricos e isotónicos de cuádriceps e isquiotibiales hasta 90 o .
– Retirada de los puntos.
– Propiocepción en descarga/ carga parcial.

3ª-6ª semana. Una vez que nos manejamos caminando, se retiran las muletas:

– Seguir con fortalecimiento muscular ampliando repeticiones, carga, etc.
– Ganar rango de movilidad entre 120º-130º.
– Sentadillas en pared hasta 90º de flexión.
– Propiocepción con apoyo bipodal.

6ª-12ª semana. Ganancia completa de movilidad articular.

– Propiocepción con apoyo monopodal.
– Introducción del trote, salto y carrera continua.

A partir de 3er mes:

– Trabajo más exigente de fortalecimiento muscular.
– Propiocepción con más dificultad.
– Carrera con cambios de ritmo y de dirección.

Estos tiempos siempre son orientativos. En caso de querer retomar la actividad deportiva será necesario un tiempo aproximado de entre 6 y 8 meses. Si desafortunadamente has sufrido esta lesión y buscas un centro donde recuperarte, no te la juegues y llámanos, somos especialistas en la rehabilitación de ligamentos cruzados.

Si necesitas más información sobre fisioterapia para mejorar la salud de tu rodilla, no dudes en contactarnos. Estamos en Madrid, en la calle Conde de Peñalver 35, 28006 Madrid.

¡Gracias por leernos!

Núria Díaz - Fisioterapia Goya

Autor del artículo:
Nuria Diaz Puente
Fisioterapeuta especializada en Terapias Manuales, Suelo Pélvico, Embarazo-Postparto y Método Pilates – Linkedin

La rodilla está formada por dos articulaciones: la que forman los cóndilos del fémur con la tibia (femorotibial), y la que forma la rótula con el surco presente en la parte inferior del fémur (femororrotuliana). La artroplastia de rodilla es como se conoce comúnmente a la operación de prótesis de rodilla.


¿Por qué pueden ponerte una Prótesis de Rodilla?


El primer motivo por el que pueden operarte con una prótesis de rodilla es la artrosis (llamada gonartrosis en la rodilla), por lo que casi siempre la veremos en personas entre los 65 y 75 años. Aunque también se ponen prótesis de rodilla en personas jóvenes que han sufrido una fractura con gran afectación ósea o en las famosas fracturas con minutas. También son pacientes de estas cirugías aquellas personas que han padecido un tumor en la zona de la rodilla y les ha dejado incapacitados. Y por último, las que tienen un grado de artritis muy alto y no pueden caminar por culpa del dolor de rodilla.


¿Qué tipos de Prótesis de Rodilla hay?


Según la localización y el grado de afectación del cartílago y hueso subcondral, podemos encontrar distintos tipos de artroplastias:
Prótesis total de rodilla (PTR): en este caso se reemplaza la parte femoral y la tibial pudiendo dejar la rótula original si el estado de la misma lo permite. Son las más utilizadas.
Prótesis parcial de rodilla (PUC, unicompartimental): se reemplaza solamente una de las partes mencionadas anteriormente.
Prótesis de rótula: cuando sólo es necesario sustituir la rótula de todo el complejo articular; es muy poco frecuente y se realiza en casos de fractura conminuta o infección/tumoración ósea aislada.


¿Cómo es la rehabilitación de una Prótesis de Rodilla y cuánto dura?


Tras la cirugía hay que devolver a la rodilla la máxima funcionalidad siguiendo un programa de terapia y ejercicio personalizado.

Los tiempos marcados en nuestro protocolo son orientativos y siempre se adaptarán al paciente y su evolución:

SEMANA 1

– Aplicación de crioterapia(hielo) local como medida antiinflamatoria.
– Drenaje linfático y masaje circulatorio de toda la pierna por el fisioterapeuta.
– Movilización específica de la Rótula para que no genere adherencias.
– Trabajo suave de flexo-extensión de rodilla (intentaremos evitar el flexo de rodilla desde el principio estirándola lo que el dolor nos permita).
– Ejercicios isométricos de cuádriceps.
– Verticalización y marcha con muletas (aunque el apoyo total suele estar autorizado tras la intervención, es recomendable apoyar parcialmente con el objetivo de no inflamar demasiado la articulación).

SEMANA 2

A lo anterior, añadiremos:
– Movilización de rodilla intentando llegar a los 90.
– Tratamiento de la cicatriz para que no se creen adherencias ni queloide.
– Seguimos usando el frío si vemos que la articulación se calienta en exceso.

SEMANA 3-6 FASE DE FORTALECIMIENTO

– Empezaremos ejercicios con resistencia activo asistida y aumentaremos la carga progresivamente.
– Comenzamos a trabajar la marcha y los ejercicios relacionados con el equilibrio.
– Nuestro fisioterapeuta te mejorará el rango de movimiento de la rodilla desde diferentes posiciones.
– Ejercicios de movimiento articular por parte del paciente en posiciones sentado y tumbado.

SEMANA 7-12 FASE INTERMEDIA

– Seguimos mejorando el movimiento de la articulación con fisioterapia.
– Comenzaremos con ejercicios relacionados con subir y bajar escaleras.
– Ejercicios de fuerza de todo el tren inferior en todas las posiciones.
– Ejercicios propioceptivos centrados en nuestro tren inferior.

FASE FINAL, semana 12 en adelante

– Con nuestro paciente ya independiente, se le asignará un programa de ejercicios
individualizado a realizar en el gimnasio o en casa, según los objetivos alcanzados y
pendientes.

Y recuerda que somos especialistas en la rehabilitación de prótesis de rodilla y no vamos a parar hasta que te veamos al 100% de tus posibilidades!

Si necesitas más información sobre fisioterapia para mejorar la salud de tu rodilla, no dudes en contactarnos. Estamos en Madrid, en la calle Conde de Peñalver 35, 28006 Madrid.

¡Gracias por leernos!

Andrés Sánchez - Fisioterapia Goya

Autor del artículo:
Andrés Sánchez Dávila
Fisioterapeuta, Osteópata y Director de Fisioterapia Goya. – Linkedin

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